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El Alcohol en la Vida Universitaria: Desafíos y Nuevas Perspectivas para una Cultura de Bienestar

El consumo problemático de alcohol en las universidades es un fenómeno preocupante que ha captado la atención de investigadores, educadores y profesionales de la salud mental. Este problema no solo afecta el rendimiento académico de los estudiantes, sino que también tiene implicaciones significativas en su salud física y mental, así como en su bienestar general.


Jóvenes compartiendo una cerveza

Para el artículo de hoy nos basaremos en el siguiente estudio, si quieres revisarlo en profundidad, puedes pinchar el link:


Las universidades son entornos donde los jóvenes se enfrentan a nuevos desafíos y libertades, y el consumo de alcohol a menudo se asocia con la socialización y la adaptación a la vida universitaria. Sin embargo, este consumo puede volverse problemático cuando se realiza de manera excesiva o irresponsable, lo que lleva a consecuencias graves como trastornos por uso de sustancias, problemas de salud mental, conductas de riesgo y deterioro en las relaciones interpersonales.


Además, el consumo problemático de alcohol en la universidad no solo afecta al individuo, sino que también tiene un impacto en la comunidad universitaria en general. La violencia, los accidentes y las infracciones legales son algunas de las consecuencias que pueden surgir cuando el consumo de alcohol se descontrola. Este tema, por lo tanto, requiere un enfoque multidimensional que aborde las causas subyacentes, promueva la educación sobre los riesgos asociados y desarrolle estrategias efectivas de prevención e intervención.



Motivos y Contextos para el Consumo


Los motivos y contextos del consumo de alcohol entre estudiantes universitarios juegan un papel crucial en los resultados que experimentan, tanto en la cantidad de alcohol consumido como en las consecuencias derivadas de este consumo. Estos motivos se pueden analizar bajo la lente de modelos motivacionales que presumen que las decisiones de beber alcohol son el resultado combinado de la regulación afectiva y las presiones de refuerzo.


Motivos para beber


Los motivos que impulsan a los estudiantes a beber pueden clasificarse en cuatro categorías principales: mejorar el estado de ánimo, afrontar el estrés, mejorar las interacciones sociales y evitar consecuencias sociales negativas. Cada uno de estos motivos ofrece diferentes tipos de refuerzo, ya sea interno o externo, y afecta de manera distinta las experiencias de consumo y sus consecuencias.


  1. Mejorar el estado de ánimo (Enhancement Motives): Este motivo se centra en el uso del alcohol para intensificar un estado de ánimo positivo. Los estudiantes que beben con el fin de aumentar su felicidad o euforia suelen hacerlo en contextos sociales donde el objetivo es disfrutar y divertirse. Este tipo de consumo puede llevar a un aumento en la cantidad de alcohol ingerido debido a la búsqueda de una experiencia placentera más intensa.

  2. Afrontar el estrés (Coping Motives): El consumo de alcohol para reducir un estado de ánimo negativo es otra motivación común entre los estudiantes. Aquellos que beben para hacer frente al estrés, la ansiedad o la tristeza tienden a buscar el alivio temporal que proporciona el alcohol. Este motivo está asociado con un riesgo elevado de desarrollar patrones de consumo problemático, ya que el alcohol se convierte en una herramienta para gestionar emociones difíciles, lo que puede conducir a la dependencia.

  3. Mejorar las interacciones sociales (Social Motives): El alcohol también es consumido con la expectativa de que mejorará la calidad de las interacciones sociales. En este contexto, los estudiantes pueden ver el alcohol como un facilitador que les permite relajarse, ser más sociables o divertirse más en compañía de otros. Este tipo de consumo, aunque socialmente reforzado, también puede llevar a un consumo excesivo si los estudiantes sienten que deben seguir bebiendo para mantener la dinámica del grupo.

  4. Evitar consecuencias sociales negativas (Conformity Motives): Algunos estudiantes beben para evitar la desaprobación social o el rechazo. Este tipo de motivación se basa en la necesidad de encajar en un grupo o evitar ser vistos como diferentes. Aunque el consumo bajo este motivo puede ser menos frecuente, está dirigido por una presión social externa que puede llevar a decisiones impulsivas y a beber en situaciones en las que el estudiante normalmente no lo haría.


Contextos de consumo de OH

Los contextos en los que ocurre el consumo de alcohol también influyen en las consecuencias que los estudiantes experimentan. El consumo planificado versus el consumo no planificado puede tener resultados significativamente diferentes. Cuando los estudiantes planean su consumo de alcohol, a menudo toman medidas de mitigación de daño, como usar Uber en lugar de manejar, designar un conductor sobrio o asegurarse de tener un lugar seguro donde pasar la noche. Aunque estas estrategias parecen ser responsables y están diseñadas para reducir los riesgos asociados con el consumo de alcohol, lo que es contraintuitivo es que en estos contextos planificados, los estudiantes tienden a beber más.

Este fenómeno puede deberse a una falsa sensación de seguridad que surge cuando los estudiantes sienten que han tomado precauciones suficientes para evitar las consecuencias más graves del consumo excesivo, como los accidentes de tráfico. Al percibir que estos riesgos están controlados, los estudiantes pueden sentirse más cómodos bebiendo en mayores cantidades, lo que a su vez aumenta el riesgo de otras consecuencias negativas, como la intoxicación severa, el comportamiento impulsivo o las decisiones perjudiciales.

Por otro lado, en situaciones de consumo no planificado, que ocurren de manera espontánea o bajo presión social, los estudiantes pueden no estar tan preparados o conscientes de las medidas de seguridad. Sin embargo, esto no necesariamente conduce a un mayor consumo; de hecho, en algunos casos, la falta de planificación puede limitar el tiempo y el contexto para beber, lo que podría resultar en un consumo menor o más moderado.



Estrategias de Protección al Beber: Reduciendo el Riesgo en el Consumo de Alcohol


El consumo de alcohol en contextos universitarios, especialmente cuando es planificado, conlleva un riesgo significativo de daño, que puede variar según las estrategias que los estudiantes empleen para mitigar estos riesgos. Los programas de reducción de daños en campus universitarios a menudo educan a los estudiantes sobre estrategias que pueden usar para beber menos, hacerlo de manera más segura y minimizar el daño.


Estas estrategias de protección incluyen prácticas como establecer un límite de tiempo para dejar de beber, evitar mezclar diferentes tipos de alcohol, y designar a un conductor sobrio antes de comenzar a beber. La idea detrás de estas tácticas es simple: al estar mejor preparados y conscientes de los riesgos, los estudiantes deberían estar en una posición más segura y menos propensos a experimentar consecuencias negativas relacionadas con el consumo de alcohol.


Estrategias de "Limitar y Parar" (Limiting/Stopping)


Las estrategias de "limiting/stopping" se centran en establecer límites claros y definidos en cuanto a la cantidad de alcohol que se va a consumir o en qué momento detenerse. Ejemplos comunes incluyen fijar un número máximo de bebidas por noche o decidir de antemano dejar de beber después de un cierto tiempo.


Ventajas:

  • Autocontrol: Estas estrategias fomentan el autocontrol y la autorregulación, lo que puede ser útil para evitar el consumo excesivo en situaciones sociales donde la presión para seguir bebiendo es alta.

  • Reducción de Daños: Al establecer un límite, los estudiantes pueden reducir la probabilidad de intoxicación grave y sus consecuencias inmediatas, como los accidentes o la violencia.

Limitaciones:

  • Difícil de Mantener: Mantener el compromiso con estos límites puede ser difícil en situaciones sociales donde el entorno y la presión de grupo incentivan a seguir bebiendo.

  • No Aborda las Causas Subyacentes: Esta estrategia puede ser superficial si no se abordan las razones más profundas por las que los estudiantes sienten la necesidad de beber. Si el alcohol se utiliza como una forma de manejar el estrés o la ansiedad, simplemente limitar la cantidad de bebidas puede no ser suficiente.


Estrategias de Formas de Beber" (Manner of Drinking)

Las estrategias de "manner of drinking" se refieren a cómo se consume el alcohol, con el objetivo de moderar los efectos del mismo. Ejemplos incluyen evitar mezclar diferentes tipos de alcohol, beber lentamente, o alternar bebidas alcohólicas con agua para mantenerse hidratado y reducir el ritmo de consumo.

Ventajas:

  • Reducción del Riesgo Inmediato: Estas estrategias pueden ayudar a los estudiantes a mantener un control más constante sobre su nivel de intoxicación, lo que reduce el riesgo de embriaguez severa y sus consecuencias.

  • Promueve Hábitos de Consumo más Seguros: Al enfocarse en cómo se bebe, estas estrategias pueden fomentar una cultura de consumo más consciente y menos impulsiva.

Limitaciones:

  • Falsa Sensación de Seguridad: Algunos estudiantes pueden interpretar la adopción de estas estrategias como una licencia para beber más, creyendo erróneamente que están protegidos de las consecuencias negativas simplemente por evitar ciertos comportamientos (como mezclar alcoholes) mientras continúan bebiendo en exceso.

  • Efecto Limitado en el Largo Plazo: Aunque estas estrategias pueden ser útiles en el corto plazo, no suelen abordar los factores que contribuyen al consumo excesivo repetido. Si el objetivo final es una transformación duradera en el comportamiento, estas estrategias por sí solas pueden no ser suficientes.


La efectividad de estas estrategias ha demostrado ser variada. A pesar de la educación y la disponibilidad de información sobre cómo protegerse mientras se bebe, los resultados no siempre son los esperados. Estudios recientes indican que, aunque la implementación de estas estrategias puede llevar a una ligera reducción de los problemas relacionados con el alcohol, la disminución es mínima. Esto sugiere que, aunque las estrategias de protección son útiles, su impacto en la reducción del consumo problemático puede no ser tan significativo como se esperaba.


Consecuencias del Consumo Excesivo de Alcohol


El consumo excesivo de alcohol tiene una serie de consecuencias que pueden manifestarse en múltiples niveles, afectando la salud psicológica, biológica y social de los individuos. A continuación, se describen las principales consecuencias en cada uno de estos niveles:


Consecuencias Psicológicas


  1. Trastornos de Ansiedad y Depresión: El consumo excesivo de alcohol puede contribuir al desarrollo o empeoramiento de trastornos de ansiedad y depresión. Aunque algunas personas beben para aliviar el estrés o mejorar su estado de ánimo, el alcohol a menudo exacerba los síntomas de estos trastornos a largo plazo, creando un ciclo de dependencia.

  2. Deterioro Cognitivo: El consumo excesivo de alcohol afecta la memoria, la atención y la capacidad de toma de decisiones. Con el tiempo, esto puede llevar a un deterioro cognitivo significativo, afectando la capacidad de aprender, retener información y funcionar de manera efectiva en la vida diaria.

  3. Desarrollo de Dependencia: El uso repetido y excesivo del alcohol puede llevar a la dependencia, un trastorno caracterizado por una fuerte necesidad de consumir alcohol, pérdida de control sobre su consumo y la aparición de síntomas de abstinencia cuando no se bebe.

  4. Trastornos del Sueño: El alcohol puede interferir con los patrones normales de sueño, reduciendo la calidad del sueño y contribuyendo a problemas como el insomnio, lo que a su vez agrava otros problemas psicológicos.


Consecuencias Biológicas

  1. Daño Hepático: Uno de los efectos más conocidos del consumo excesivo de alcohol es el daño al hígado, que puede progresar desde la esteatosis hepática (hígado graso) hasta la hepatitis alcohólica y, en casos graves, cirrosis hepática.

  2. Enfermedades Cardiovasculares: El consumo excesivo de alcohol está asociado con un mayor riesgo de hipertensión, enfermedades del corazón y accidentes cerebrovasculares. Aunque en pequeñas cantidades el alcohol puede tener algunos beneficios cardiovasculares, el abuso de alcohol aumenta significativamente los riesgos.

  3. Deterioro del Sistema Inmunológico: El alcohol afecta negativamente al sistema inmunológico, debilitando la capacidad del cuerpo para combatir infecciones. Esto hace que los bebedores excesivos sean más susceptibles a enfermedades infecciosas, incluyendo neumonía y tuberculosis.

  4. Alteraciones Neurológicas: El consumo crónico de alcohol puede causar daño al cerebro, resultando en neuropatías, deterioro cognitivo crónico y, en casos severos, el síndrome de Wernicke-Korsakoff, una condición neurológica grave causada por la deficiencia de tiamina.


Consecuencias Sociales


  1. Problemas en las Relaciones Interpersonales: El abuso de alcohol puede dañar las relaciones con amigos, familiares y compañeros de trabajo. Los conflictos, la violencia doméstica y la ruptura de relaciones son comunes entre quienes beben en exceso.

  2. Rendimiento Académico o Laboral: El consumo excesivo de alcohol puede afectar negativamente el rendimiento académico y profesional. La falta de concentración, el ausentismo y la disminución de la productividad son consecuencias comunes que pueden afectar el desarrollo y las oportunidades futuras.

  3. Aislamiento Social: A medida que el alcohol se convierte en una prioridad, las personas pueden comenzar a aislarse de sus redes sociales, lo que agrava los problemas de salud mental y aumenta la dependencia del alcohol.

  4. Problemas Legales: El consumo excesivo de alcohol está asociado con un mayor riesgo de involucrarse en actividades ilegales, incluyendo conducir bajo los efectos del alcohol, lo que puede llevar a arrestos, multas y otros problemas legales.


Reflexión Crítica sobre la Visión Social del Consumo de Alcohol


El hecho de que los jóvenes planifiquen su consumo de alcohol y, al mismo tiempo, adopten medidas protectoras, podría interpretarse como una normalización y aceptación del consumo excesivo de alcohol como parte de la experiencia universitaria. Esto sugiere que, en lugar de percibir el consumo de alcohol como un riesgo a evitar, muchos jóvenes lo ven como una actividad socialmente aceptada y esperada, en la cual el objetivo no es necesariamente moderar el consumo, sino gestionar los riesgos para minimizar las consecuencias inmediatas.


Este enfoque refleja una visión social en la que el consumo de alcohol es casi un rito de paso en la vida universitaria, donde el control y la moderación no son tan importantes como la capacidad de "controlar" las consecuencias negativas. Las estrategias de reducción de daño, aunque útiles en algunos contextos, pueden en realidad reforzar esta visión al centrarse en la prevención de los daños más visibles (como accidentes de tráfico) sin abordar el problema subyacente del consumo excesivo y la dependencia del alcohol.


Eficacia de las Estrategias de Reducción de Daño


Si bien las estrategias de reducción de daño como contar tragos, beber solo un tipo de alcohol, o detenerse después de un cierto tiempo pueden ser útiles para reducir riesgos específicos, los estudios indican que estas medidas no producen un cambio significativo en los patrones de consumo a largo plazo. Esto nos lleva a cuestionar si estas estrategias, aunque bien intencionadas, están atacando el problema desde la raíz o si simplemente están mitigando sus manifestaciones más inmediatas.



Propuestas para un Cambio Significativo


  1. Políticas Públicas y Regulaciones más Efectivas: Una respuesta podría ser el fortalecimiento de políticas públicas que aborden el consumo de alcohol desde una perspectiva de salud pública más integral. Esto podría incluir regulaciones más estrictas sobre la disponibilidad y venta de alcohol en campus universitarios, así como campañas de concienciación que no solo se centren en la reducción de daños, sino que también promuevan una cultura de moderación y responsabilidad.

  2. Rol Educativo y Transformación Cultural: La educación desempeña un papel crucial en la formación de actitudes hacia el alcohol. Los programas educativos deben ir más allá de la simple enseñanza de estrategias de reducción de daños para abordar las actitudes culturales y las expectativas sociales que fomentan el consumo excesivo. Esto implica una resignificación del rol del alcohol en la vida universitaria, promoviendo alternativas saludables para la socialización y el manejo del estrés.

  3. Resignificación del Rol del Alcohol: Es fundamental trabajar en la resignificación del alcohol en la vida universitaria, lo cual requiere un cambio cultural donde el alcohol no sea el centro de la socialización ni un mecanismo aceptado para lidiar con las presiones académicas o sociales. Esto podría lograrse a través de campañas que promuevan actividades y eventos que no giren en torno al consumo de alcohol, así como a través del apoyo a grupos estudiantiles que defiendan estilos de vida saludables.

  4. Intervenciones Comunitarias y Participativas: Involucrar a la comunidad universitaria en el diseño y la implementación de programas de prevención puede aumentar su efectividad. Cuando los estudiantes se sienten parte del proceso, es más probable que adopten y promuevan prácticas más saludables entre sus pares. Esto puede incluir la creación de espacios seguros donde el alcohol no sea el foco principal, así como la promoción de la ayuda mutua y la responsabilidad colectiva.


Conclusión


La evidencia de que los estudiantes universitarios beben más cuando planifican su consumo y toman medidas protectoras revela que las estrategias actuales de reducción de daño, aunque útiles, no son suficientes para provocar un cambio profundo en los patrones de consumo de alcohol. Esto nos obliga a replantear nuestras estrategias de intervención, enfocándonos en un abordaje más integral que combine políticas públicas efectivas, educación transformativa, y un cambio cultural que resignifique el papel del alcohol en la vida universitaria. En el Centro Ps. Eduardo Schilling, creemos que este enfoque holístico es esencial para reducir verdaderamente el consumo problemático de alcohol y promover un bienestar duradero entre los estudiantes.



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